Flujos
migratorios en el sur de Chiapas: una narrativa local del impacto de las
caravanas migrantes y los grupos africanos
Migratory flows in southern Chiapas: a local narrative
of the impact of migrant caravans and African groups
Cándido, Chan-Pech*
Universidad Autónoma de Chiapas
RESUMEN
El
presente artículo es una revisión documental cuyo objetivo es presentar una
narrativa que plantea el impacto de la migración que se está dando en la ciudad
de Tapachula, Chiapas. Se aplicó el método cualitativo y en particular el
etnográfico utilizando como técnica de investigación la revisión documental,
considerando como insumo las narrativas locales encontradas en las noticias,
reportajes y artículos que los periódicos locales generan. Se parte de la
narrativa cronológica de la migración centroamericana a través de las
caravanas, y los grupos de África-caribeños los cuales están impactando en
dimensiones como la cotidianeidad de la vida local y la mutación de las formas
y maneras de migrar, todo ello en el periodo de octubre 2018- septiembre 2019. Se
encontró que desde el año pasado el flujo de migrantes ha aumentado
exponencialmente provocando una serie de interrelaciones culturales que están
reconfigurando la cotidianidad; emergiendo así nuevas realidades y culturas
como las muestras de xenofobia y discriminación que se están dando dentro de
una política strictu sensu implementada desde el mismo gobierno. Se
concluye con el planteamiento del nacimiento de una comunidad africana
atrapada, avizorando nuevas crisis latentes en la cotidianidad.
Palabras claves: caravanas migrantes, migración
africana, migración centroamericana y narrativas locales.
ABSTRACT
This
article is a documentary review whose objective is to present a narrative that
raises the impact of the migration that is taking place in the city of Tapachula, Chiapas. The qualitative method and in
particular the ethnographic method were applied using the documentary review as
a research technique, considering as input the local narratives found in the
news, reports and articles that the local newspapers generate. It is based on
the chronological narrative of Central American migration through the caravans,
and the African-Caribbean groups which are impacting on dimensions such as the
daily life of local life and the mutation of the forms and ways of migrating,
all in the period from October 2018- September 2019. It was found that since
last year the flow of migrants has increased exponentially causing a series of
cultural interrelations that are reconfiguring everyday life; emerging new
realities and cultures as the examples of xenophobia and discrimination that
are taking place within a strictu sensu policy implemented from the same government. It
concludes with the approach to the birth of a trapped African community, seeing
new latent crises in everyday life.
Keywords: African migration, Central American migration,
migrant caravans, and local
narratives
Recibido: 18 de Enero 2019 - Aceptado: 17 de Febrero 2019
Cómo referenciar este
artículo:
Chan-Pech, C. (2019). Flujos migratorios en el sur de
Chiapas: una narrativa local del impacto de las caravanas migrantes y los
grupos africanos . Revista Política, Globalidad y Ciudadanía, 43-62. Recuperado
de http://revpoliticas.uanl.mx/index.php/RPGyC/article/view/123
1.- INTRODUCCIÓN
Después de observar
casi un año la inusual migración que se inició en octubre de 2018, donde miles
de centroamericanos formaron caravanas masivas en la frontera con México, se
registró un rio humano entre 7 y 10 mil personas que recorrió las carreteras,
ocupando parques y espacios públicos. En el marco de esta percepción, se generó
una inquietud ante una realidad cambiante determinada por la migración que dio
origen al cuestionamiento de ¿cómo está impactando esta serie de éxodos masivos
en la vida cotidiana, económica y social de Tapachula Chiapas? Este planteamiento
se origina considerando que es la primera vez que México enfrenta un
comportamiento inédito en el flujo migratorio centroamericano, especialmente el
número de hondureños que han abandonado su país con destino a Estados Unidos
pasando por México, al tiempo que creció también de manera inédita la
proporción de mujeres y menores de edad. Aunado a ello se está dando el flujo
de los llamados “migrantes extracontinentales”, que vienen fuera del continente
americano, particularmente de África y Asia y que han arribado en cantidades
inusuales, sin olvidar el caso de los cubanos, que desde 2016 empezaron su
éxodo desde Nicaragua, otros desde Venezuela o Ecuador, además de los
congoleños, angoleños y haitianos que están varados en espera de un
salvoconducto para cruzar el país.
El abordaje de este
fenómeno migratorio es pertinente toda vez que incide en las políticas públicas
de atención a la migración en el sentido de que a partir del Marco de Gobernanza
sobre la migración propuesto por la Organización Internacional de la Migración (OIM,
2018) se pueden advertir graves problemas en la puesta en
marcha de los principios reguladores de la migración. Es importante reconocer que,
aunque son los primeros éxodos masivos, esto es ya una realidad constante toda
vez que se tiene que considerar que el sur de Chiapas es por su ubicación
geográfica un espacio fronterizo y por lo tanto existe una importancia geopolítica.
Estos éxodos están irrumpiendo en la vida cotidiana de los habitantes
provocando un impacto en todos los ámbitos de la vida económica, social y cultural
dando lugar a un cambio, una reconfiguración y recomposición de los imaginarios
y representaciones sociales en la región, promovido y continuado por las
políticas de restricción migratoria, las cuales para Roberto S. Aruj (2008) se pueden asumir como políticas strictu
sensu, una política de contención más que de control, dictadas por las
políticas del actual gobierno de Trump.
Lo planteado en este
estudio, todavía es a modo de radiografía inicial para profundizar en nuevas
aproximaciones sobre el impacto a largo plazo, la posibilidad de una crisis
humanitaria, la atención a una comunidad africana atrapada, y el análisis del
crecimiento exponencial y su impacto en la educación, la salud y la seguridad.
2.- FUNDAMENTO
TEÓRICO
La migración es un fenómeno global con impactos contradictorios y complejos; por un lado, impulsa el crecimiento económico, reduce las desigualdades, conecta sociedades diferentes y ayuda a la movilidad demográfica del crecimiento y el declive de la población; por otro lado provoca conductas racistas xenofóbicas, discriminación y a veces violencia (Aruj, 2008). El impacto de la migración ha sido motivo de estudio, calculando el coste de las políticas de migración, la mano laboral y el aumento del consumo, y el mantenimiento de la vigilancia de las fronteras. Sin embargo, a veces no son suficientes estos indicadores para explicar el impacto en relación de los escenarios micro regionales, puesto que está en función de la magnitud y modalidades, el perfil demográfico regional y las características de los individuos. Estos efectos no se refieren únicamente a la recomposición y estructuración sociodemográficas, sino también a la modificación de las condiciones socioeconómicas, políticas y culturales, en total repercusión en lo personal y familiar.
Edelia Villarroya (2015), propone cuatro parámetros para
explicar el impacto 1) el número de individuos, los que migran y los receptores
generando cambios a partir de la “percepción de seguridad y control en el poder
de decisión (que cambia) según el tamaño percibido, aunque no necesariamente
manejan el poder sociopolítico las mayorías numerales”. 2) El tiempo de
exposición al impacto: el tiempo de permanencia del inmigrante y el de
exposición al contacto de los autóctonos con otras culturas. Entre más tiempo
se queden en espacios receptores, más cambios se generan. 3) Los efectos
transitorios o permanentes se valoran a partir de las diferencias
intergeneracionales, 4) La distancia geográfica, lingüística y cultural: a
mayor distancia mayor diferencia entre la cultura de origen y la de acogida, genera
mayor shock cultural.
Villarroya (2015), recupera el modelo la teoría de Hofstede, las “cinco dimensiones útiles para comparar las culturas entre sí: distancia al poder, individualismo/colectivismo, masculinidad/ feminidad, tolerancia a la incertidumbre y proyección vital a corto o largo plazo. Estas sirven para la comparación cultural y entender que a mayor distancia, se requiere mayor esfuerzo por las culturas en contacto y es necesaria una mayor plasticidad en sus individuos”(Villarroya, 2015). De las cinco dimensiones, la del individualismo/colectivismo es la más pertinente para evaluar el impacto del cambio aculturativo, cercana al concepto de apoyo social percibido y a la necesidad de un sentido de pertenencia que pone en la mirada las diferencias en la manera de afrontar el miedo a lo desconocido y a la inseguridad que provoca la soledad, y todo esto tanto para los que emigran como para los que reciben. En el estudio de las discrepancias culturales es imprescindible la aportación de Geert Hofstede (1978), en la Teoría de las Dimensiones Culturales que explica el porqué de las actitudes de rechazo en la interacción con personas de otras culturas y da marcos para examinar los procesos de percepción de las diferencias culturales, y especialmente esa visualización de otras culturas que aparentemente parecen comportarse y pensar de modo diferente.
En el encuentro del receptor y el migrante,
ocurren diversos fenómenos que se ha estudiado desde la multi y la
pluriculturalidad: la integración social del inmigrante es multidimensional y
abarca sentidos que van desde lo jurídico hasta lo cultural. En ello se
establecen lógicas de interrelación entre distintos grupos, consigo mismos y
con las sociedades receptoras. En tal proceso se configuran de manera compleja
nuevas formaciones culturales, respecto a lo que suele definirse como
pertenencia o identidad. Para Lestage, (2001) hay fases sedentarias en el
movimiento circulatorio de los migrantes las cuales pueden durar algunos meses
hasta años; en esos periodos se pueden advertir relaciones de
identidad-alteridad, procesos de
identificación que se dan entre los migrantes.
Lestage, asegura que los migrantes en los
contextos receptivos combinan el reconocimiento – o a veces la reivindicación –
de su identidad y los componentes implícitos. En ese inter se pueden generar
procesos de adaptación o bien de inserción: categorías que ayudan a definir las
reconfiguraciones o recomposiciones culturales en una dinámica contextual. Estos
marcos de referencia se complementan desde la teoría de la alteridad,
fundamentalmente planteada por Emmanuel Levinas, que
hace alusión a la conciencia de la diferencia relacionada con la experiencia de
lo extraño y ajeno; a partir del encuentro con desconocidas singularidades de
otro grupo humano; la alteridad siempre se refiere -en relación con la
pertenencia grupal propia- a Otros. Para Levinas
(1987) (cit. por González; 2009), el otro se impone de un modo distinto a como
lo hace la realidad de lo real; se impone porque es otro, porque esta alteridad
incumbe al yo con toda su carga de indigencia y de debilida.
Levinas (1993) (cit. por González, 2009) introduce el
término reconocimiento concebido como semejante a nosotros y al mismo tiempo,
exterior; la relación con otro, que bajo esta mirada es una relación
mistagógica.
3.- MÉTODO
Una
mirada desde la etnografía
Esta narrativa tiene su
fundamento en la etnografía, considerada como una “metodología artesanal en la
era de la informática, sigue siendo útil para conocer y comprender mundos
lejanos, no en términos geográficos como antaño, sino culturales. Hoy las ciencias
sociales recurren a este trabajo de campo para explicar nacionalismos,
regionalismos, movimientos sociales, culturas de la pobreza y la globalización
misma (Guber, 2001)” (cit. por
Duplatt, 2018).
La mirada etnográfica, realiza una visión holística para descubrir una
nuevamente en una reconstrucción, que está allí pero que se oculta y solo
puedes ser vista mediante un acercamiento reflexivo de la realidad empírica y
la complementariedad teórica con el objetivo de comprender el problema en su
totalidad. Así, el objeto de estudio de la investigación etnográfica es el
estudio de una nueva realidad que emerge de la interacción de las partes
constituyentes, en una búsqueda dentro de su estructura con su función y
significado, incluyente de lo práctico y lo teórico.(Ramírez, 2009)
Las
narrativas locales
En estos flujos, que
intervienen grupos y escenarios se necesitan narrativas para entender las
formas globales a partir de historias locales. Las narrativas no es solo lo que
se cuenta, sino lo que se escribe no en el sentido estricto de la función de
contar, sino en dejar un texto como evidencia de una mirada y la intención de
su incidencia. Las noticias del periódico pueden ser narrativas escritas
especialmente cuando el periodista o reportero asume un papel que desecha gran
cantidad de información, que incorpora anécdotas, recurre a cifras, a
estadísticas, a entrevistas convirtiéndose en un periodismo narrativo; pues
reconstruye atmósferas, lugares, personajes; bajo una mirada subjetiva. Van de
la mano con la interpretación como componente subjetivo y sus herramientas basicas son la mirada, el análisis y la descripción del
periodista que los realiza (Puerta, 2011).
Anne-Catherine Brigida (2016) afirma que, en la era global, es más fácil
leer los grandes periódicos del mundo, pero esta “información hace que los
periodistas se planteen la pregunta ética acerca de quién cuenta las historias
y cómo”. Ante la manera sensacionalista y condescendiente con que los medios
nacionales elaboran noticias locales, alternativamente se elaboran periódicos
comunitarios que cuentan las historias. “no desde la visión de un foráneo, sino
desde la perspectiva de quienes viven ahí, sufren y sobrellevan los problemas,
pero que también disfrutan de las cosas”. (Brigida,
2006).
Es prácticamente un
rechazo a una “narrativa estigmatizada por parte de los medios de
comunicación”. Cinthya Alejandro Pizarro acuña el concepto de “narrativas
locales” que, aunque no se refiere a las del periódico; implícitamente nos
remite claramente como “representaciones-construcciones de eventos en donde los
narradores, son discursos sesgados pero que puedan dar pistas metadiscursivas que orientan a los interlocutores sobre
cómo interpretar los eventos narrados”. (Pizarro, 2005). Por otro lado, José Manuel Zorrilla Barroso, en su tesis
doctoral afirma que los titulares de las noticias, representan constructos que
pueden interpretarse como un insumo narrativo: “Estudiándolos como textos, los
titulares también tienen unas cualidades propias, de las que resaltan su
carácter imprescindible, su elaboración típicamente colectiva y su distinción
icónica”(1996).
Por su contenido pueden
contener elementos para construir una narrativa general pues como elementos de
análisis son “textos autónomos que encabezan las noticias que publica la
prensa, identifican el relato informativo, designan los hechos, destacan
gráficamente, poseen un lenguaje propio y tienen la misión de llamar la
atención de los lectores para que lean los textos informativos…” (p.9). la riqueza de los sentidos y significados son
suficiente presupuesto para construir narrativas, como la de este ejercicio de
narrar la migración. En pocas palabras “la narrativa está al servicio de hacer
visibles las contradicciones, para lo cual se sumerge en el movimiento y trae
las voces históricamente relegadas”(Duplatt, 2018).
Se consideraron insumos
para este estudio, las narrativas locales, entendidas como las noticias
generadas por los reporteros y periodistas de los periódicos locales más
importantes de la región; “El orbe” y “El diario del Sur”. Considerando dichos
documentos susceptibles de análisis, y fuente documental como un “vestigio
escrito”, son “fuente de observaciones sociales”, y “tiene carácter secundario
ya que no ofrece los mismos fenómenos sociales que han tenido lugar, sino el
resultado de la percepción e interpretación de ellos”(López, 2011). En consecuencia, aunque no nos
permite un contacto directo con los hechos”, más bien es un instrumento
mediato, que permite “ver” a través de ellos la
riqueza de la narrativa del contenido nos permite “para estudiar los
cambios a través del tiempo” (Lopez, 2011) . Ambos periódicos son los más difundidos
y leídos por la comunidad y tienen un tiraje de aproximadamente 12,000
ejemplares diarios. Se recopilaron 1321
noticias, cuyo criterio de elección se consideraron aquellos que describieran
los hechos suscitados en estos once meses (octubre-2018, septiembre de 2019).
Se escogieron 124 titulares de primera plana, 524 de segunda plana y el resto
fueron títulos secundarios.
La
construcción de una narrativa
Una vez construido el corpus de narrativas, las técnicas que se
utilizaron para el análisis giraron en torno a la recuperación cronológica de
los hechos desde octubre 2018, fecha en que iniciaron las caravanas de
centroamericanos hasta las manifestaciones africana, para ello fue necesario
establecer la relación entre eventos narrados, para hacer una segunda
narrativa, esto fue posible encontrar la constante que marca el hilo
cronológico: la evolución del flujo. Para la organización de los documentos se
utilizó la metodología de análisis de contenido (Abela, 1960)
en los que se ordenaron bajo dos criterios: 1) de manera cronológica; por mes,
y 2) la utilidad de la nota para a) eslabonar la crónica, b) integrar datos que
comprendan los antecedentes y hechos contextuales y, c) describir los hechos
para completar la mirada
holística de la narrativa.
Prácticamente, la
narrativa se estableció en dos líneas: la cronología de la caravana y el
impacto en la cotidianidad. Para la primera, encontramos cuatro ejes para
entender lo contradictorio y complejo de este periodo de narrativa: un flujo
que evolucionó de la solidaridad al rechazo por la comunidad receptora; de las
caravanas masivas de centroamericanos a las caravanas de grupos de africanos;
de caravanas en condiciones precarias a los grupos de cubanos con recursos
suficientes; y, desde una política de solidaridad a una política de
contención.
4. - RESULTADOS
Una narrativa cronológica: Caravana
centroamericana a una comunidad africana atrapada. Un
flujo que evoluciona.
En el análisis
cronológico de las narrativas periodísticas, se observa que en tan solo un año
se ha dado una metamorfosis en la marea migratoria: Un cambio de la forma; de
masiva a grupos pequeños; de centroamericanos a cubanos, africanos y haitianos;
de ilegales a legales; de grupos de extrema pobreza a grupos con recursos
suficientes. Por otro lado, la política inicial de solidaridad planteada por el
presidente López Obrador, a la política de contención dictada por Trump; de
actitudes de solidaridad y humanismo hacia una muestra de xenofobia. En esta
extraña mutación social de la migración, se puede advertir, por un lado, que el
impacto económico en la región receptora se da en dos lecturas: desde una
derrama económica, especialmente por los cubanos y los hindúes, así como la
proliferación de trabajo de obra hacia un reclamo de la baja de ventas y el
turismo; por otro lado, desde la cotidianidad donde se percibe un shock,
al ver los espacios públicos ocupados y ver a “otros”, con otro lenguaje y otra
cultura.
De los valores de solidaridad a las actitudes de
racismo y xenofobia.
Durante las dos
primeras caravanas masivas, los habitantes se solidarizaron, los municipios
prepararon espacios públicos para descansar; algunas ONG´s
los alimentaron y dieron víveres, ropas y hasta dinero. Algunas parroquias
fueron acondicionadas, las autoridades municipales y Protección Civil
estuvieron pendientes de sus necesidades, habilitando banquetas aledañas y
calles improvisadas con carpas. Fueron recibidos con comida caliente, servicio
médico, baños, regaderas y atención a mujeres y niños; manos humanitarias
proporcionaron ropa, agua, entre otras prendas donadas. Existieron casos como
el del apoyo humanitario de mujeres solidarias al cocinar más 6 mil tamales
añadiendo ropa, agua y jugos. En su caminar pidieron “aventones” a camionetas
de cargas que solidariamente los trasladaron en recorridos cortos: fue común
ver a decenas “colgados” de ellos.
Se suscitaron tragedias
como el caso de un adolescente que perdió el equilibrio y falleció al caer, al
que llamaron el “primer mártir de la caravana”. Asimismo, fue muy fuerte el
rumor de niños que se fueron con otras personas, mientras los padres buscaron
sin resultados. Conforme pasaron las siguientes caravanas, los habitantes de
los pueblos dejaron de dar apoyo. La policía federal y los agentes de migración
iniciaron la persecución de los grupos que se rezagaban para remitirlos a un
centro de detención en Tapachula. La cuarta caravana fue la que más sufrió este
cambio tan abrupto; fueron escoltados por la Policía Federal desde el ingreso
en la frontera y en su recorrido hasta Tapachula; después de una semana de
haber partido de Honduras, la mayoría cruzo el río fronterizo Suchiate, para
evadir la vigilancia de cientos de policías mexicanos sobre el puente
internacional y solo se permitió el paso a mujeres y niños. Otro grupo decidió
esperar en el puente fronterizo para ingresar legalmente, mientras que otros
desertaron por temor y cansancio. Durante el recorrido, en medio de un calor
intenso, se animaron ellos cantando: “Nadie nos va a detener, si ya nos
aventamos al río y ya hicimos de todo para llegar hasta acá, no nos detienen”. Constantemente
se escucharon los comentarios de ánimo, mientras algunos casos caminaron con
dificultad debido a las llagas en sus pies. El contingente llegó después de un
recorrido de al menos seis horas en el que soportaron un domingo de intenso
calor y con la ayuda de pobladores que ofrecieron comida y agua, e incluso
vehículos.
En comunicados
oficiales, la Secretaría de Relaciones Exteriores y Gobernación constantemente
advirtieron a aquellos que cruzaron por el río serían sujetos a “procesos
administrativos”, e incluso podrían ser repatriados. Los titulares de los
periódicos difundían que personal de la Embajada de México en Guatemala y del
Consulado de México en Tecún Umán publicaron la información y requisitos para
su ingreso a México. En clara propaganda declararon haber coadyuvado en
actividades de hidratación y atención médica a los migrantes; exhibieron los
esfuerzos de los gobiernos de Honduras y Guatemala que apoyaron a cerca de 500
personas en el regreso voluntario que decidieron a sus lugares de origen en
Honduras.
Durante el recorrido,
autoridades de la Policía Federal y del Instituto de Migración ofrecieron
autobuses para trasladarse a un albergue habilitado en Tapachula, pero también
pidieron someterse a controles migratorios, oferta que rechazaron totalmente.
Continuamente en el recorrido los altavoces amenazaron: “no pueden continuar en
territorio nacional de manera irregular”, “Por favor, regularicen su situación
migratoria, pueden tener el refugio, la condición de refugiados, si así lo
desean, están en todo su derecho de solicitarla”, argumentaban al conminarlos a
acudir al albergue. Si bien les aseguraron que podían solicitar asilo o
refugio, en comunicados previos el gobierno mexicano advirtió sobre
repatriaciones, y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) señaló que no
había certeza sobre lo que pasará con ellos. “Estamos cansados, pero no nos
vamos a subir a los camiones.
Lo que tememos es que nos mientan y nos lleven a una estación migratoria o nos deporten”, comentaron al tiempo del rechazo. Las autoridades insistieron en subir y trasladarlos en autobuses a un albergue habilitado para unas 5 mil personas en el recinto ferial Expo Mesoamericana: la caravana hizo caso omiso y persistieron en su camino con el temor de que al acudir al albergue ya no los dejaran salir ante una especie de centro de encarcelamiento para luego deportarlos. Ya en la ciudad, prefirieron apostarse en el parque central a la espera de definir cuáles serán los siguientes pasos. Otras centenas de personas fueron canalizadas a instalaciones del Instituto Nacional de Migración (INM) en Tapachula, dando prioridad a grupos familiares, en particular con niños, niñas, adolescentes, mujeres, mujeres embarazadas y adultos mayores. Algunas decenas de migrantes cuando expresaron su interés de solicitar refugio fueron trasladados a una instalación para atenderlos por el INM, aunque no detallaron qué pasó con ellos, si fueron retenidas o bien pudieron salir y les concedieron asilo.
En contraparte, muchos
migrantes se quedaron varados en Tapachula, pernoctando por semanas enteras en
el parque central del centro histórico. Ante ello empezó a surgir un rechazo y
la disminución de apoyo de ciudadanos y empresarios aludiendo a la falta de
seguridad y bajas ventas, además de actos de inseguridad, violencia, alertas
sanitarias; argumentando la violación al estado de derecho y a las leyes
mexicanas, pidiendo el retiro del parque y centro histórico. Para marzo, se observó un grupo numeroso
apostado en el parque central por tiempo indefinido a la espera de una caravana
más numerosa de más de nueve mil migrantes varados entre Ciudad Hidalgo y
Tapachula, provocando malestar entre los negocios asociados y organizados. Los
comerciantes y empresarios expresaron que los migrantes asentados en el parque se
dedicaron a pedir constantemente a los peatones o empezó a aparecer el trabajo
sexual irregular; escenario que fue incomodo a los compradores, nacionales o
extranjeros, los cuales -para la mirada de los empresarios- han dejado de
visitar el centro de la ciudad.
Los periódicos anunciaron
que casi el 80 por ciento de un aproximado de dos mil 500 a tres mil
guatemaltecos que diariamente visitaban Tapachula para realizar compras dejo de
hacerlo, debido a la incomodidad y el aspecto que los cientos de migrantes generaron
al asentarse en la ciudad. Los
habitantes del centro histórico de Tapachula comenzaron a rechazarlos y
pidieron que ser removidos. La Secretaría de Seguridad Pública Municipal recibió
el constante reporte de vandalizar en la vía pública, ingerir bebidas
alcohólicas en la calle y dejar basura, tipificadas como faltas administrativas.
Algunas narrativas de los periódicos recuperaron frases de los pobladores que
mostraron una actitud de “nos están invadiendo”, “están ocupando nuestros
espacios” o bien la de “porque el gobierno no los expulsa”, demostrando el rechazo
colectivo a los espacios propios de la cotidianidad e identidad local. Este sentimiento de “distintividad” que
supone la ocupación de un territorio es también una manifestación de la
identidad personal o grupal.
Esta “identidad
territorial” o diferenciación del territorio identifica al sujeto consigo mismo
y también con los otros y ante los otros; se convierte así en un “espacio defendible”
esto
sugiere la presencia de rasgos y signos territoriales como conductas y
actitudes explicitas por los ocupantes y como disuasión de posibles invasiones,
la eficacia de los rasgos territoriales depende -además de la calidad física
inherente y del significado simbólico- del contexto social en el cual es
percibido (Gimenez, 2005). Las conductas xenofóbicas,
en este sentido son la indignación y la defensa de los espacios simbólicos de
la comunidad receptora.
De caravanas masivas de centroamericanos
a caravanas silenciosas e invisibles de cubanos, haitianos y africanos.
Las caravanas de
migrantes inicialmente constituidas por centroamericanos fueron realmente éxodos de familias completas, mujeres con
bebés en brazos, niños, jóvenes y adultos. Se observaron enfermos en silla de
ruedas y un contingente de LGBTI que exhibieron su preferencia sexual y los
motivos de su éxodo en pancartas improvisadas. En cuanto a las cantidades no se
puede precisar pues solo se tienen datos aproximados: la primera partió de San
Pedro Sula, Honduras, y de otros puntos de este país y se inició por unos mil
hondureños el 13 de octubre a los que se fueron añadiendo salvadoreños y
guatemaltecos hasta llegar entre 7 y 10 mil. Una segunda, de casi de mil
hondureños partió de Esquipulas, Guatemala, el 21 de octubre; otras tres
caravanas conformadas por salvadoreños, que partieron desde El Salvador en días
posteriores, y otra de hondureños que salió de San Pedro Sula el 14 de enero de
2019. En total fueron 6, que fueron diluyéndose por la política de contención que
se inició en de abril de 2019.
La migración en caravanas disminuyo en los primeros meses del año, sin embargo, se observó que aumentaron los migrantes cubanos, que de manera silenciosa y casi invisible llenaron los primeros cuadros de la ciudad, la mayoría ilegalmente pidiendo una visa transitoria permanecieron estacionados en espera de obtenerla para llegar a la frontera estadounidense y pedir asilo. En algunos casos los encerraron en la Estación Migratoria Siglo XXI y fueron liberados tras múltiples denuncias sobre las condiciones infrahumanas en que se encontraban lo que provocó la salida de la delegada regional del INM y el despido del personal de la oficina. La mayoría de migrantes pidió apoyo a la Comisión Mexicana de Ayuda Refugiados (COMAR) para iniciar el proceso que permitiese solicitar refugio, esperando así, la decisión de la Secretaría de Gobernación de otorgar la condición de refugiado. Durante todo el proceso de salida del centro de detención, los migrantes contaron con el asesoramiento del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
En el mes de mayo,
cientos de migrantes obtuvieron su permiso correspondiente para transitar por
el país, siguieron su destino por avión generando una demanda inusualmente
vista. Aunque los cubanos disminuyeron se acrecentó en el año el número de
ciudadanos de países como Afganistán, Eritrea, Bangladesh, Nepal, Pakistán,
India, China, Nigeria o Brasil, entre otros. La fisonomía de la migración cambio
radicalmente, y aparecieron grupos numerosos que llegaron del Congo y Camerún.
Se plantaron frente a la Estación Migratoria, para solicitar un permiso para
transitar hasta Tijuana, en la espera establecieron una especie de campamento
en las banquetas y en terrenos baldíos con casas de campaña y material improvisados.
Mientras tanto, comenzaron a hacer colas interminables a las afueras de la
COMAR, para pedir asilo en calidad de refugiados, las cuales se pueden observar
hasta la fecha. La imposibilidad de atenderlos provoca que se “estacionen” por
días, semanas y meses, en espera de pasar a realizar el trámite. Allí duermen y
realizan sus necesidades básicas. Muchos de ellos solicitan a apoyo al ACNUR,
sentados a las afueras en las banqueas esperando su turno por largas horas y
días completos. Es muy común observar grandes contingentes concentrados en las
calles aledañas, a la COMAR y a la ACNUR; algunas ONG´s
que extienden algunos documentos de apoyo para la obtención de permisos. El
espacio más significativo es el campamento asentando frente al a la Estación
Migratoria s. XXI, donde miles están prácticamente pernoctando durante ya más
de ocho meses. Este espacio se ha convertido en un lugar autoconstruido
y marginal, en el sentido de que no cuenta con todos los servicios, la imagen
es evidencia de una agudización de la estigmatización implícita en la atención burocrativa.
Este panorama viene a reconfigurar la formas y maneras del fenómeno
migratorio en Chiapas, estado que por su situación fronteriza siempre ha sido espacio
de flujos y circuitos de migración, llamado tradicionalmente como un territorio
de inmigración, emigración y tránsito (Anguiano, 200), otros lo han denominado
migración en ciclos interno, regional e internacional (Villafuerte y García,
2014), esencialmente es una región donde conviven, los que van de paso, los que
no pudieron pasar, los que vienen a quedarse, y los que regresan del norte y de
centroamericana; sin embargo esta migración africana y afroacaribeña,
nunca se ha dado y mucho menos de manera masiva y aguerrida, lo que permite
avizorar que en estamos siendo parte del movimiento internacional de migración.
De centroamericanos pobres a
cubanos “con dinero”.
Las caravanas de
centroamericanos mostraron la pobreza con las condiciones precarias: cansados,
ropas raídas, con hambre, arrastrando bultos de ropa vieja, zapatos
desgastados, aceparon todo lo que se les donaba. Muchas caminaron con sus
respectivas familias, otros en pareja, madres solteras y madres ancianas. Se observaron
enfermos en silla de ruedas, niños espantados con rostros desnutridos. La gran
mayoría jóvenes adolescentes que en su lenguaje y expresaron su esperanza para
lograr el sueño. Algunos comentaban que tienen familiares “allá” y que los
estaban esperando, otros dejaron atrás familia con la esperanza de ayudarles o
traerlos consigo. Se entretejieron historias de valor humano, de sueños por
conseguir y anhelos que motivan a superar la condición de pobreza, marginación
y de riesgo.
A diferencia de los
migrantes cubanos; en lugar de pernoctar en albergues prefirieron rentar
cuartos económicos de hoteles y en muchos casos se asociaron para rentar casas
de seguridad. En la zona norte de la ciudad se pueden observar actualmente
colonias habitadas por migrantes cubanos. Son visitantes asiduos de las plazas
comerciales y los cafés, esperando pasar el tiempo para conseguir “los papeles”
y migrar. A diferencia del centroamericano con una fisonomía peculiar: morenos,
bajos de estatura y complexiones robustas: el cubano alto, esbelto y un moreno
diferente al lugareño o centroamericano y con un acento claramente identificable
provoca que los propios empiezan a sentirse desplazados de los espacios de
convivencia pública.
Durante los primeros
meses agentes de migración iniciaron redadas en las colonias suburbanas donde
muchos cubanos y africanos sin papeles fueron encerrados para determinar su
situación legal, lo que provocó que cientos de detenidos estuviesen hacinados
en la estación migratoria y en varias ocasiones utilizaron la violencia para
escapar superando en número a los vigilantes del lugar. El hecho fue de mucha
tensión y mientras las colas eran largas, el ambiente fue propicio para
exasperar los ánimos y provocó situaciones de reclamo. Algunas expresiones como
la de “Estamos huyendo de una dictadura”, “Tenemos familia en los Estados
Unidos. Pero los mexicanos no quieren ayudarnos” fueron gritos de los que se concentraron
para esperar atención frente a la agencia de refugiados mexicanos. Los que tienen
acceso a dinero en efectivo pueden recurren a contrabandistas, o coyotes,
expertos en eludir los puestos de control, y conocidos por pagar a los
funcionarios mexicanos. Sin embargo, los precios para cruzar la frontera
ilegalmente pueden ascender a 5.000 dólares o más por persona.
De una política de solidaridad
a una política de contención.
En la conformación de
las narrativas, están presentes los discursos de las políticas migratorias, y no
se pueden entender las realidades locales sin el contexto discursivo en
la implementación, donde actores administrativos, con intereses y hábitos, operativizan
decisiones en hechos. La puesta en marcha fue siempre “visible en un discurso
institucionalizado, procedimental y burocrático”. Considerando que los
discursos se dan de acuerdo con el tipo de política que se trata, Lowi (2007) explica que estas puede ser: regulatorias,
distributivas, redistributivas y constitutivas. En este caso las políticas regulatorias
encontraron en este año el escenario y una arena en un marco institucional y donde
mediante discursos evidenciaron el tránsito de un argumento solidario a una de
normatividades regulatorias.
Durante los últimos
meses de la administración de Peña Nieto, el canciller Videgaray anunció pedir
apoyo a la ONU para gestionar las peticiones de asilo. Se anunció que toda
persona que ingrese al país de manera irregular será rescatada y sujeta a
procedimiento administrativo y, en su caso, será retornada a su país de origen,
de manera segura y ordenada. En ese entonces el presidente electo anunció que
implementaría un programa para dotar de visas de trabajo a los migrantes
centroamericanos, prometió que respetarían sus derechos y ofreció otorgarles
permisos de trabajo para incorporarse a proyectos como el Tren Maya. En octubre
de 2018, el gobierno anterior envió a 244 elementos de la Policía Federal,
anunciando que “no era parar” el avance de la caravana, sino apoyar al INM en
la “atención” de los migrantes. Las autoridades ofrecieron asilo o retorno a
sus países de origen; sin embargo, la mayoría de los migrantes decidió
continuar su camino.
Contradictoriamente, en
la cuarta caravana, agentes migratorios mexicanos comenzaron a detener decenas
durante el recorrido a los grupos que se rezagaban o se adelantaban. Para la
quinta caravana, no se dio acceso por el puente internacional, y el contingente
cruzó por el Río Suchiate. Durante la estancia en, el INM se encargó de colocar
brazaletes y otorgó “tarjeta de visitante por razones humanitarias” con la cual
además de comida, podían acceder a empleo mientras permaneciesen en suelo
mexicano. Se ofreció otorgar visas migratorias con el fin de reducir el flujo
de personas hacia Estados Unidos.
La entrega de
documentos legales fue hasta permanecido hasta siete meses realizando trámites;
estas Tarjetas de Residente Permanente, Residente Temporal, de Visitante por
Razones Humanitarias y de Visitante Regional, fue medida de control y de
registro, se incrementó a partir de las políticas de retención, anunciando
siempre “tienen que ser previamente aprobados, cumplir con los requisitos
legales, además del registro, donde firman una documentación y son tomadas
huellas dactilares y fotografías, bajo una serie de requisitos, ante la COMAR,
el INM y el ACNUR. Aunque la intención explicita fue la regularizar y permitir
la estancia legal, se planteó como la atención y servicios brindados a quienes
permanecen en un proceso de regularización, que en promedio se tarda
aproximadamente siete meses para la respuesta o bien para obtenerla.
Los trámites son
engorrosos y demasiado burocráticos; acuden a una oficina de regulación,
solicitan el acceso con una serie de documentos como condición para otorgar el
permiso, las cuales son periodos de espera hasta de ocho meses. Para los
cubanos, esto es desesperante, en virtud de que no pueden salir de Chiapas, so
pretexto de continuar con otros trámites y estar pendientes de acudir a firmar
a las oficinas migratorias, lo cual obliga a una erogación económica no
prevista. En tanto centroamericanos que reciben la Tarjeta de Visitante
Regional, por un año, solamente pueden circular por Chiapas, Tabasco, Campeche,
Quintana Roo y Yucatán, por los acuerdos de autoridades federales, en donde
pueden realizar actividades laborales
Esta situación agudiza
a los africanos toda vez que solo quieren un “oficio de salida” para viajar a
otros estados o llegar al norte e ingresar a Estados Unidos y muchos casos ni papeles
poseen o no reúnen los requisitos exigidos. Como es de esperarse, se niega la
petición, quedando en un estado de indefinición: no pueden seguir adelante, no
pueden regresar a su país y no es viable para ellos quedarse. En consecuencia,
se genera una crisis que se agrava ante el estancamiento de cientos de ellos,
sin que obtengan respuesta en torno a su solicitud de salida.
La situación es caótica
para muchos, y en consecuencia decenas de africanos iniciaron protestas frente
a la Estación Migratoria. Aunque las autoridades mexicanas negociaron un
proceso de atención e información realmente no pueden atenderlos sin que llenen
los requisitos. Esta situación se complica aún más, en el terreno de las
políticas migratorias, toda vez que, a inicio de junio, Estados Unidos y México
llegaron a un acuerdo migratorio que evitó que el primer país impusiera
aranceles a todos los productos provenientes del segundo. Ante tal presión, se
envió a las fronteras norte y sur a la Guardia Nacional -un nuevo cuerpo de seguridad
impulsado por el Ejecutivo- y se contrató a más personal migratorio. El
Gobierno de México informó que, a raíz del acuerdo, por el cual se desplegó la
Guardia Nacional en las fronteras norte y sur, se ha reducido periódicamente el
flujo migratorio un 56 %. Según datos del INM, en el periodo de enero a
septiembre, el gobierno “presume” haber deportado a 106.552 indocumentados.
Algunos migrantes
frustrados trataron de escabullirse hacia el norte por etapas, tomando
minibuses públicos hasta llegar justo antes de los puntos de control de
inmigración, luego caminaron alrededor de las barreras, antes de subirse a otro
tipo de transporte en dirección norte. Pero luego son víctimas de ladrones y
secuestradores, dando lugar a narrativas que los periódicos cuentan: “Nos
atacaron, pero nos las arreglamos para combatirlos y escapar”, dijo Teresa Mayadal, de 46 años, una técnica química de La Habana que,
junto con su esposo, llegó a la ciudad mexicana de Arriaga, una terminal de
tren de carga a unos 150 kilómetros al norte de Tapachula. Sus pies estaban
cuidadosamente vendados, como resultado de las ampollas de días de caminar
hacia el norte desde la frontera guatemalteca. Sentada a su lado, una hondureña
de 21 años con lágrimas en los ojos cuenta, con la voz entrecortada, que había
sido agredida sexualmente mientras caminaba por un puesto de control, los
agresores también robaron su teléfono celular y su bolso: preguntó a algunos
visitantes si podía pedir prestado un teléfono para llamar a su novio en
Estados Unidos y buscó el equivalente a un dólar para pagar un baño en una casa
privada.
Muchas solicitudes han
sido denegadas después de meses de espera, y ordenan abandonar el país en
cuarenta días, esto ocasiona un doble problema, porque el país más cercano es
Guatemala, con menos probabilidad de mejora. Así que deciden quedarse en las
inmediaciones de la Estación Migratoria, iniciando una especie centro de
concentración voluntaria. Las autoridades no pueden llevarse a todos hasta
África y deportarlos, para lo cual los denomina “apátridas”, adjetivo que se
interpreta que no sabe qué hacer con ellos.
El cambio en el discurso que se dio por el presidente López Obrador antes y después de asumir su responsabilidad como presidente, ha sido decisivo en la evolución y el impacto de la migración en esta región fronteriza. La política de contención está siendo el muro que no se construyó en el norte pero que finalmente se levantó aquí en el sur y que lejos de ser de ladrillos y cemento, es un muro de exceso de burocracia. Los habitantes de este lado del muro están construyendo una realidad ineludible la de compartir un territorio migrante con centroamericanos y africanos, generada por políticas de contención cuyos formuladores también configuran los términos del discurso al combinar el vocabulario, la retórica y el simbolismo de las intenciones políticas.
Impacto en la cotidianidad
La
sobrepoblación y la vida cotidiana.
Las narrativas
periodísticas, afirman que en Tapachula habitan alrededor de 80 mil migrantes
que se encuentran en espera de una resolución de su solicitud de refugio. Por
otro lado, en la estación migratoria se mantienen alojadas aproximadamente a
900 personas entre ellos menores de edad. La sobrepoblación migratoria ha
provocado que otros cientos de migrantes se manifiesten afuera de la estación,
bloqueando el acceso principal y exigiendo a las autoridades que se les permita
transitar libremente por el país. Hasta el momento de los 80 mil migrantes,
solo existen 21 mil solicitudes de refugio. Frente a la cifra que podría
aumentar hasta 55 o 60 mil que llevan un proceso para su solicitud; afuera de
la estación migratoria se observan todos los días largas filas esperando ser
recibidos para hacer el trámite.
Tapachula se ha vuelto una pequeña ciudad internacional y llena de
cultura de cientos de países de todo el mundo. La vida en las calles es de
espera: sentados, platicando y yendo de un lugar a otro resolviendo su situación
migratoria. Además, se ha vuelto parte de la economía que fluye en los pequeños
negocios del lugar. Migrantes de Haití, Honduras, el Salvador, Cuba y África
conviven discretamente enriqueciendo las calles con su cultura, su gastronomía
y sus idiomas. Muchos toman trabajos temporales como obreros, cocineros y en
otras posiciones de servicios para ayudar a comprar comida y alquilar viviendas
baratas. Una docena o más de personas a menudo viven hacinadas en habitaciones
individuales, durmiendo en colchonetas y mantas. Los migrantes se reúnen
diariamente bajo la sombra de los árboles en la plaza central de Tapachula, a
la espera de las limosnas. Al final de la calle del centro de inmigración Siglo
XXI, un barrio de chozas de haitianos y africanos en su mayoría a la espera de
los papeles de salida ha brotado, dando a la zona una clara identidad
afrocaribeña.
En esa cotidianeidad se
van construyendo historias que van narrando los periódicos. Por ejemplo, el de
una mujer centroamericana que atiende un hostal, que llegó a México y consiguió
un empleo, en su narrativa dice que ama al país desde que llegó, porque muchos
como ella, logaron obtener un trabajo en la ciudad, lo que les permite tener un
ingreso, además colaboran cotidianamente para que la estancia de otros
migrantes sea positiva en un contexto de violencia y xenofobia que se vive en
el país. Otro caso es el de Selma
Etelvina Hernández, mejor conocida como Mama África, ella aprendió a preparar
comida cubana y africana para los migrantes. Comenzó a tener clientes
provenientes de Somalia, quienes le pidieron preparar comida como la de lugar
natal. Ellos comparan los condimentos y se los dan a Mama África para que ella
cocine y pueda tener comida preparada como en sus países, aunque no sepa igual
se están combinando los sabores y sazones para generar nuevos guisados. Otra
narrativa, es el nacimiento del primer niño de padres africanos que mantuvo un
paro de 20 días a las afueras de la Estación Migratoria Siglo XXI quienes
solicitan los oficios de salida. Ellos viven en el campamento improvisado en
casas de campaña con temperaturas que superan los 36 grados centígrados por la
mañana y fuertes aguaceros por las tardes. Muanda, el
padre le puso por nombre Manuel López Obrador, con la esperanza que con su
nacimiento en tierras mexicanas puedan obtener sus documentos para poder viajar
al norte del estado.
Derrama
económica.
Las narrativas destacan
que en las calles los pequeños comerciantes se encuentran en los migrantes un
consumidor constante y seguro, incluso hay quienes aseguran “cuando no hay
muchos migrantes se viene abajo el negocio” específicamente aquellos que se
dedican a la venta de chip y celulares en el centro de la ciudad; desde que
comenzaron a llegar, hay una creciente en las ventas de líneas telefónicas y de
otros productos. El grupo de migrantes que se mantienen en el centro, aseguran
gastar más de 10 mil pesos cuando llegan a esta ciudad, en la compra de
alimentos, ropa, zapatos y otros artículos de primera necesidad.
Por otro lado, los
empresarios especialmente del centro dicen que la llegada de los migrantes ha
incrementado la inseguridad; perciben una mala imagen que proyecta Tapachula a
nivel nacional especialmente en el ingreso violento de migrantes
centroamericanos. Los empresarios en el ramo turístico cuentan que se han visto
seriamente afectados debido a que no existen las condiciones necesarias para
que lleguen visitantes nacionales a esta región Soconusco. Algunos indican que
por razones de inseguridad prefieren “cerrar temprano sus comercios, o viven con
un miedo constante de ser asaltados”. Para ellos el ingreso masivo de migrantes
africanos, cubanos y centroamericanos, se vive con zozobra con el temor de ser
violentado cuando se va al centro; se sienten inseguros al acudir a los bancos
y a comprar en los comercios del Centro, además que empaña el trabajo realizado
para impulsar y promocionar los lugares naturales de la región, pues ha caído
el arribo de turistas. Las narraciones aluden a las formaciones de colonias
enteras de migrantes que han preferido quedarse a vivir en esta ciudad; y al no
existir condiciones de generación de empleo se agrava la situación, además que
se ha cancelado el proyecto de zona económica especial en Puerto Chiapas.
Una
estancia que atrapa.
En su llegada los
migrantes centroamericanos buscaron un lugar para permanecer en Tapachula, en
lo que expiden las tarjetas, llegaron y se asentaron en el parque central
Miguel Hidalgo, la situación se agravó porque fueron llegando más personas. Los
albergues estuvieron a su máxima capacidad y aunque autoridades implementaron
espacios, los migrantes ante el temor de ser deportados encontraron el parque
central un espacio seguro para acampar, además que siendo el centro de la
ciudad siempre está protegido por la policía y eso hace sentir seguro. Algunos
activistas constantemente pidieron a las autoridades que establecieran un lugar
para la comunidad migrante de manera temporal; mientras que le están entregando las tarjetea que permite
tener acceso para el tránsito o empleo, o bien para seguir su camino a los
Estados Unidos.
Las noticias periodísticas escogieron deliberadamente a portavoces de diversas asociaciones civiles y empresariales, que exigieron al gobierno que atienda la problemática como una situación sanitaria, considerando la presencia de una población flotante que tenía que ser atendida con medidas de prevención sanitaria y además demandó la improvisación de lugares para que realizar las necesidades básicas. El panorama que exhibieron son situaciones de contaminación al aire libre, y ante la falta de recursos económicos, se convirtieron en indigentes pidiendo para su alimentación; algunos pronunciamientos fueron xenofóbicos que exigieron la expulsión o la deportación. Estas expresiones y demandas fueron acompañadas de quejas de los habitantes y visitantes del centro por el desaseo en los espacios que habitaron. Manifestaron que las personas ya no acudieron al centro o al parque Bicentenario ante un mal olor existente.
Esto se incrementó
desde el 7 de junio cuando se firmó un acuerdo con Estados Unidos por el que
México se comprometió a incrementar la presión sobre los migrantes a cambio de
que Washington no impusiese aranceles a las exportaciones. Desde entonces, la
Guardia Nacional se desplego y se multiplicaron las detenciones y
deportaciones. Según datos de la Secretaría de Relaciones Exteriores, el flujo
de migrantes se redujo cerca de un 40% en el mes de julio.
Entre las historias
narradas se encuentra de un camerunés, que, como cientos de compañeros sin
papeles, llegó a Chiapas y se entregó al INM para tener los servicios básicos;
pasó una semana encerrado y cuando recibió el oficio de salida se le calificó
como “apátrida” a pesar de reconocer que su nacionalidad es camerunesa, le
explicaron que esto ocurre porque el consulado de su país no respondió a los
requerimientos de México para ser reconocido. Pero en realidad, ese adjetivo se
entendía de que no será deportado porque no hay a donde llevarlo, sin embargo,
en un oficio anexo se le instruye a regularizar su situación, que, en caso
contrario, tendrá que abandonar el país por su frontera sur. En ese sentido la
frase “por su frontera sur” es ya una amenaza de expulsión, puesto que antes de
la implementación de la política de contención los migrantes recibieron el
oficio en el que tenían que dejar México, pero no se determinaba por dónde, así
que aprovecharon los 20 días que determina la temporalidad para llegar al norte
y pedir asilo en Estados Unidos. Muchos los cuales muchos con el dinero
suficiente se trasladaron en avión hasta Tijuana. Esto llevó a que,
equivocadamente, el oficio de salida fuese comúnmente conocido como
“salvoconducto”. Este mecanismo fue empleado por migrantes procedentes de todas
las partes del mundo: cameruneses, haitianos y cubanos, sin embargo, esto ha
cambiado y en consecuencia los ciudadanos de diversos países de África, Asia o
el Caribe no tienen opciones para abandonar Chiapas desde entonces.
Las instrucciones para
el INM, sobre el oficio de salida “con fines de regularización” indican que “no
otorga una condición de estancia”, sino la posibilidad de legalizar su
situación si cumple con la ley; además, específica que “con dicho documento las
personas extranjeras no pueden transitar libremente por territorio nacional”,
incluyen las reglas para abandonar el país. “En concordancia con lo establecido
en la fracción IX del artículo 240 del Reglamento de la Ley de Migración, la
persona extranjera que obtenga este beneficio y no presente el trámite
correspondiente en el plazo que le fue señalado, deberá abandonar territorio
nacional dentro del mismo plazo a través de un lugar destinado al tránsito
internacional de personas en la frontera sur más cercano al lugar donde se
expidió el citado documento”. Esta referencia a la frontera sur aparece en los
oficios de salida que migrantes, como el camerunés mencionado, vienen
recibiendo en las últimas semanas.
Constantemente se
comenta que el gobierno ya no dará pases a migrantes de forma masiva, por lo
que ha planteado a los extracontinentales que regularicen su estancia, ya sea
reubicándose o pedir asilo, pero el permiso para transitar definitivamente no
llegará. Muchos africanos están empecinados en el oficio de salida sin aceptar
otra prerrogativa. De aceptar la propuesta del Gobierno Federal de establecerse
implica planear el apoyo a los africanos a establecerse en no solo en Chiapas
sino en los estados del sur en donde implicaría crear empleos, acceso a la
salud y educación. Sin embargo, para el sentido de vida de muchos ellos es solo
el paso para ir al norte solo un pequeño grupo de africanos aceptó y fueron
llevados a las Costas de Oaxaca. Los titulares plantean ya una propuesta: “Piden
que a migrantes les den el salvoconducto o que los deporten” o bien “Migrantes
deben aceptar propuesta de establecerse en estados del sur”.
El panorama que se
viven con el fortalecimiento del control migratorio, la necesidad de conseguir
recursos económicos para la subsistencia ante una prolongada estancia temporal
en este espacio de tránsito, y la imposibilidad o el no deseo de regresar a los
países de origen, se está traduciendo en largos tiempos de permanencia en Tapachula
de una comunidad africana en tránsito. Estas situaciones promueven que Tapachula
deje de ser un territorio de tránsito para convertirse en destino temporal o
permanente ante las actuales solicitudes de refugio.
5. - DISCUSIONES
Considerando la premisa de que todo flujo migratorio trae consigo un
impacto y como tal un cambio en las estructuras tanto de los receptores como de
los que se desplazan, en los flujos migratorios que se están dando en la región
del sur de Chiapas, particularmente en Tapachula, la migración el análisis es
obligado desde una lectura cultural como potencial para la transformación normativa
y desde una perspectiva estructural con sus ingredientes demográficos y
económicos. Considerando que la propuesta de los niveles en los estudios sobre
el cambio que se ubican en el micro nivel de los individuos y las familias, el meso
nivel de las comunidades y las regiones, y el macro nivel de los Estados nación
y la economía global (Massey et al., 1998; Portes, 1999) (cit. por Portes,
2009).; las narrativas anteriores
plantean cuatro posibles líneas para generar un análisis micro y meso nivel en
dos direcciones: por un lado, en el sentido antropológico en la emergencia de
conductas propias de la enculturación y bien por otro, desde los efectos de las
políticas de contención migratoria. En primer lugar, se observa por parte de la
comunidad receptora, una “invasión” de migrantes que nunca se había visto, y
aunque la migración centroamericana fue parte de la “normalidad”, nunca se
había visto caravanas masivas irrumpiendo y ocupando los espacios que le dan
identidad cívica al tapachulteco, provocando una reacción xenofóbica argumentada
con el descuido de los espacios públicos. En segundo lugar, la presencia de africanos
es vista también como una invasión, no tanto al espacio, sino a la cultura y a
la identidad. Alejandro Portes (2009) le llama “movimientos telúricos”, que
vienen a desestabilizar en una baja intensidad las estructuras de poder
asentados en los “planos institucionales” y los “planos simbólicos”
generalmente dibujados en la cotidianidad de las comunidades.
En tercer lugar, la
política de contención migratoria, desde un análisis geopolítico, se puede considerar
en términos hipotéticos como la concreción del muro que había planteado Trump: todo
parece indicar que el discurso de una política de considerar a México de ser un
“tercer país seguro”, se concretiza de en la creación de una “región segura”, flanqueada por un “muro
burocrático” que está obligando al nacimiento de una comunidad a desarrollar
una cultura para vivir de este lado del muro. Y finalmente en cuarto lugar, el
efecto Trump es el nacimiento de una comunidad africana en consecuencia de las
políticas de contención que no permiten el tránsito regular: los migrantes
acusan que el documento de tránsito que ofrece los obliga a salir solo por la
frontera sur de México y ya no les permite llegar al norte. Si bien, toda migración
representa el lugar de destino como el objetivo final de la movilidad, esto
implica iniciar una etapa de integración que va desde la regularización
migratoria hasta los mecanismos de sustento; ¿Cómo se darían en estas fases, en
un país que no es el destino, pero que obligados se tendrían que adaptar?
¿Cuáles serían los efectos, costes políticos y económicos para la región?
6.- CONCLUSIONES
En términos
antropológicos, las narrativas sobre la migración en el sur de Chiapas
contienen el ingrediente que traen consigo una recomposición de la vida
cotidiana. Los habitantes de Tapachula, en su vida diaria se están
acostumbrando a ver a largas filas de migrantes, en su mayoría
centroamericanos, frente a las oficinas de las agencias de refugiados. Este
movimiento está implicando varios cambios, incluidos los lugares de convivencia
cotidiana, de trabajo y de consumo, significa que existe una ruptura en el
ámbito individual o social, en tal vía implica un aprendizaje social en
términos internacionales e interregionales, creando nuevas relaciones, nuevas
solidaridades y un nuevo capital social y aunque no corresponde a una ruptura total,
si se puede acudir al concepto llamado transnacionalismo o el de comunidades
transnacionales. (Peixoto, 2007). Prueba de ello es
la cotidiana multitud
políglota de África, Asia y el Caribe que se reúne regularmente en la sede
local del INM y la agencia de asuntos migratorios. Los tapachultecos
conviven con los que se encuentran atrapados en una creciente represión de las
autoridades mexicanas y abandonados en esta asfixiante ciudad del sur. Los
migrantes no pueden continuar sin arriesgarse a ser detenidos, y permanecen en
Tapachula juntando la documentación para viajar legalmente.
Las historias narradas,
cuentan como el aumento en este año del número de migrantes junto con los
puestos de control a lo largo de la carretera costera y obviamente la
estrategia mexicana es previsible tanto que el hecho de colocar puntos de
contención en las carreteras tiene como sentido acorralarlos y detenerlos en el
sur. Ante la necesidad de propuestas, la secretaria de Gobernación planea crear
un cinturón de contención en el Istmo de Tehuantepec, el punto más estrecho
para evitar que avance hacia el norte. El escenario en Chiapas está cambiando
la atmósfera de los meses pasados, cuando decenas de miles de centroamericanos
-tanto en caravanas organizadas como en pequeños grupos- se movieron libremente
por la zona. A muchos se les concedieron rápidamente visas humanitarias como
parte de la promesa del presidente López Obrador de ayudar a los migrantes. La
alfombra de bienvenida ha sido retirada y en la carretera costera, agentes de
inmigración, la policía federal y oficiales militares exigiendo a los pasajeros
documentos, los que carecen y no demuestran su estatus legal son escoltados a
las camionetas de inmigración.
Las voces representativas
expresan preocupadamente que los migrantes que llegan a Tapachula, no tienen
otra opción que quedarse y solicitar documentos de inmigración - visados,
permisos de visitante temporal, estatus de refugiado o documentos de salida que
dan a los beneficiarios 30 días para salir de México. Convirtiéndose en una
tortuosa y asfixiante espera. La demanda abruma a la burocracia migratoria, que
además tiene recortes presupuestarios. La agencia de refugiados del país espera
que las solicitudes se dupliquen este año en comparación con las del año
pasado. Mientras que los centroamericanos representan la mayoría de los
migrantes, un gran número de los llamados extracontinentales de todo el mundo
también han hecho el viaje. La percepción de esta realidad es el reconocimiento
y la aceptación que existe otra sociedad y para “los otros”, y “estar aquí” es
vislumbrar para ellos un nuevo horizonte social, lo que significa que
tiene lugar un “cambio subjetivo radical” (Peixoto,
2007), es decir una ruptura y a una revolución en la vida cotidiana; lo que permite
comprender que los migrantes en su travesía demuestra que no están resignadas a
su condición social.
Los habitantes de esta ciudad
también están aprendiendo a
vivir en represión y un despliegue planeado de la Guardia Nacional, esto ha
generado protestas contra la militarización de la frontera sur de México al
estilo estadounidense, que se comparan con los intentos de Trump de construir
un muro a lo largo de la frontera entre ese país y Estados Unidos, creando una
realidad nueva en tan solo un año.
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Zorrilla Barroso, J. (1996). El titular de la noticia
(Facultad de Ciencias de la Información. Universidad Complutense de Madrid).
Recuperado de https://eprints.ucm.es/1865/1/T20884.pdf
* Doctor en
Pedagogía Crítica y Educación Popular por el Instituto Mclaren
de Pedagogía Crítica., Profesor de Tiempo Completo, Escuela de Humanidades
C-IV, y el Centro de Estudios con visión Mesoamericana, de la Universidad
Autónoma de Chiapas. Email: c.chan@live.com.mx. ORCID: https://orcid.org/0000-0003-0030-0313